Fundamentos compositivos de la música y el audiovisual del evento de inauguración de la «Columna sin fin 2» de Amigos de Medina Azahara.
El proceso de trabajo de todas las composiciones de Vanzetti, cuando se apoyan en el trabajo de otros artistas, comienzan con un volcado de ideas alrededor de la obra de referencia. En este caso, la «Columna sin fin 2» se nos aparecía cargada de significados, puesto que éramos conscientes del contexto histórico y la fuerza simbólica de la columna original de Brancusi. Esto, al principio, significaba una suerte de ancla que nos parecía, ora inspiradora, ora asfixiante. Cada vez que pensábamos acerca de la música, la imagen que prevalecía era la de la columna rumana, pero sabíamos de sobra que nuestro propósito no era ese, sino girar en torno a la planteada por Juan Serrano.
Por suerte, la pizarra del local de ensayo es fácil de borrar, puesto que sufrió constantes cambios solo en la fase de organizar ideas. En la imagen anterior podemos ver cómo quedó la pizarra tras lo que fue el último de los planteamientos:
- Columna izquierda: tres sensaciones (o grupos de sensaciones)
- Centro: Las tres partes, o actos, que finalmente compusieron la obra y una supuesta vista de la columna desde el cielo
- Columna derecha: un dibujo vergonzoso de la columna con un pequeño humano al pie
Lo teníamos claro por fin: puesto que la columna iba a aparecer el mismo día que nuestra música, no intentaríamos describirla acústicamente, sino describir un recorrido humano. Quizá el del homúnculo anterior dibujado en la pizarra, al pie de la columna.
Acto 1: Observación de la columna
Puesto que no habíamos estado presentes en la puesta en pie de la columna, al igual que el resto del público que iba a asistir a la inauguración, se nos planteaba esta como un objeto venido de otro mundo, un árbol matemático que surgía de arriba a abajo, caído del cielo. La imagen era imponente y, como el propio Juan Serrano comentó más tarde, obligaba a mirar hacia arriba.
Esa mirada, hacia arriba, era la que nos situaba como pequeños humanos singulares ante un vehículo artístico que pronto iba a trascendernos.
Diego Calvo, bajista, se encargaría de ejecutar la estructura interior de la columna mediante notas graves y largas. Procuramos que su sonido estuviera lleno de amplitud y ecos, puesto que la observación de la columna implicaba rememorar su “llegada” desde lo más alto, como un monolito blanco descubierto por unos monos con instrumentos musicales. Para lograr los sonidos del armazón interior, en la imagen siguiente puedes ver el equipo del bajista.
Por otro lado, además de la ya comentada sensación imponente, procuramos trazar los contornos de la columna, sus aristas, mediante notas de sintetizador analógico basadas en ondas triangulares, es decir, de diente de sierra. Estas aportan un color áspero y muy ochentero que nos venia como anillo al dedo y dibujaban cada uno de los cuerpos de la columna con la gráfica del sonido.
La guitarra, inspirándonos en el Dub jamaiquino más experimental, iba soltando acordes cortos que se repetían hasta el infinito mediante un delay respondiendo al bajo a contratiempo. Estábamos observando la torre desde abajo y las aristas se nos hacían incontables, proyectadas hacia el espacio en un ciclo sin fin. El ritmo lo marcan las repeticiones de los distintos delays. No hay percusión. Nada acompaña la presencia de la columna. Se nos presenta sola porque se basta sola.
Es importante señalar, para quien no conozca Vanzetti, que todo lo que sonó esa noche fue interpretado en directo, sin nada programado con antelación.
En este primer acto ya aparece el que llamamos «tema de la columna», una melodía que se iría repitiendo en los tres actos y que reflejaba la columna en sçi, la presencia blanca, afilada y física de la propia columna.
Acto 2: Elevación
Puesto que la música puede hacer que viajemos a lugares donde nuestro cuerpo no puede llegar, aprovechamos para realizar el movimiento que más nos apetecía cuando observábamos la columna desde abajo: subir.
Esta elevación estaba planteada como un viaje a toda velocidad desde lo material y finito (el suelo, lo humano-animal) a lo infinito. La obra musical, igual que la columna, no tenía intención de ser infinita, pero si de proyectarnos hacia las alturas sin gravedad.
El bajo desarrolla su estructura obsesiva porque será el que se encargue de guiar el ascenso. Aparecen las percusiones desatadas, buscando la sensación de velocidad y de ascenso. Cada golpe es un impacto con cada una de las aristas. Este mismo ascenso procuramos desarrollarlo con escalas ascendentes, figuras cada vez más agudas y elevando la octava a la que planteamos el tema de la columna.
El ascenso ha de ser frenético. Porque nos queda un infinito camino por delante desde nuestra singularidad y también porque deseamos fervientemente alcanzar ese todo que, aunque pueda parecer de otro mundo, es de este.
Acto 3: Contemplación
Hemos llegado a un espacio en blanco, fuera de todo sufrimiento, más allá de la miseria y del ruido. Estamos en todo lo alto. Hemos sido capaces de situarnos por encima del mismo infinito y, como no podía ser de otra forma, observamos la columna desde arriba.
Nos resultó curiosísimo cómo, sin tener ni idea de arquitectura, al observar los planos de la columna y ver la planta, nos daba la impresión de que debía girar. Buenos burros con buenas flautas. Más tarde los amigos de amásce nos explicaron algo más acerca de ese giro. Además, los tornillos que anclan el núcleo de la columna al suelo son seis y están dispuestos de forma que parecen el clavijero de una guitarra. Nos hacía gracia esto, un cuadrado que se proyectaba en las cuatro direcciones formando mástiles de guitarra.
La sensación de ingravidez intentamos conseguirla mediante el uso, de nuevo, de ecos y notas flotantes.
Lo único que nos sigue en esta altura etérea es el tema de la columna. Este nos ha acompañado desde que partimos, ya que la columna ha sido nuestro vehículo, cual antena invertida, pero a este espacio llegan representaciones de lo más elevado de lo humano, de lo que trasciende.
Utilizamos aquí samples que tienen mucho sentido para nosotros.
Brancusi hablando de su obra.
Como somos un grupo anarquista sin disimulo (desde el propio nombre), se elevó con nosotros García Oliver recordándonos que, si estamos a esta altura, es porque nos hemos desembarazado de nuestra mal entendida individualidad para abrazar una idea más grande que nosotres, ese mundo nuevo que, como decía Durruti, todes llevamos en nuestros corazones.
Ahondando en la misma idea de trascender a la muerte gracias a algo más allá de nosotres, Val del Omar (ese que finalizaba sus obras con un Sin Fin, como la columna), maestro indiscutible, nos recuerda que el amor es más grande que la propia muerte.
Finalmente, nuestro homenaje más sincero. Cuando trabajamos con/para Juan Serrano dentro del ciclo «Una Obra» en amásce, compusimos una obra con varios movimientos, uno para cada pieza que Juan expuso. Entre ellas, repetíamos un motivo musical al que llamamos «El tema de Juan Serrano».
Y decidimos que Juan nos acompañaría también en nuestro ascenso porque gracias a él habíamos ascendido y éramos más parte de algo. El tema de Juan Serrano se cruzaba con el de la torre mientras girábamos plácidamente. El bajo, desembarazado ya de su ancla obsesiva, traza melodías melancólicas porque, más allá de la muerte, no se añora pero quizá si se recuerda.
Columna visual
Los visuales que realicé para proyectarlos surgieron de la pura necesidad. En principio teníamos pensado colaborar con unes amigues que se dedican al arte visual, pero por cuestiones de calendario no fue posible. La opción más sencilla hubiera sido llevar solo nuestra parte, la música, pero ya tenía la cabeza llena de imágenes y la boca hecha agua pensando que íbamos a tener proyecciones.
Dándole vueltas a lo que podía necesitar nuestra música desde el plano visual, comencé a pensar qué era lo que echaba yo en falta cuando contemplaba la columna: es un elemento filoso, de líneas rectas y artificial (en el mejor sentido de la palabra). Así que me faltaba algo natural, algo orgánico (no esperarían un texto sobre arte sin decir esa palabra, ¿verdad?). Así que tomé mi pequeña cámara y me fui a pasear por la sierra de Córdoba y por el Tajo de Ronda.
Acto primero
Para el acto primero busqué la misma mirada desde abajo pero, en esta ocasión, a plantas pequeñas. Las rodeé del mismo modo que yo mismo miro una columna o cualquier escultura más alta que yo. Esa proyección hacia el cielo está presente también en la naturaleza. De manera más poderosa si cabe. Incluso en las plantas más pequeñas que se empeñan en alzarse como si existiera algún sentido pero conscientes de que no lo hay salvo vivir. Sobre esas imágenes, aparecían los planos realizados por amásce para la columna distorsionados, como forma de recordarnos que no creamos nada, simplemente tenemos, a veces, la suerte de ser vehículos de la propia naturaleza que somos. Dos proyecciones sobre la pared. Una suerte de estereoscopía que apoyara y no fuera protagonista.
Acto segundo
Para el acto segundo, ilustrando tanto el anclaje a tierra de la columna como la veloz elevación, elegí un arbusto que había brotado de la pared de una iglesia en Ronda (agarrada a la roca), la elevación de la cámara de manera brusca desde el fondo del Tajo de Ronda e imágenes desde el coche a velocidad, por el campo, con la cámara girada noventa grados. Creo que conseguimos la sensación de elevación feroz bastante bien.
Acto tercero
Y, finalmente, para el acto tercero, decidí prescindir de todo elemento natural. Hemos llegado a una altura más allá de lo físico, más allá de la muerte, más allá de nosotros mismos, así que solo nos queda ver girar el núcleo dela columna, desde arriba, en un lentísimo fade in desde blanco. Cada giro desde una posición distinta. Ya no hay norte ni sur.
Ha sido una enorme suerte para nosotros poder trabajar en este proyecto, puesto que hemos podido desarrollar varias de nuestras ideas favoritas. El humano por encima del individuo, la naturalidad de la muerte, la melancolía de quien se eleva y el amor necesario como el aire para el fuego.
Y, además, acompañados de personas amadas como Brancusi, García Oliver, Val del Omar, Juan Serrano, tú que estuviste esa noche y tú que lees esto.
Gracias por subir con nosotros.
Andrea Vanzetti
IG: @vanzettiandrea
FB: vanzettioficial