Carmen Lozano entrevista a la arqueóloga Ana Zamorano, nueva presidenta de Amigos de Medina Azahara.
Su relación con Medina Azahara se remonta a 1995, cuando empezó a trabajar como arqueóloga en el yacimiento donde siempre soñó, aunque recientemente ha abandonado esa labor, a la que algún día espera volver. Ahora, los miembros de la junta directiva de la Asociación de Amigos de Medina Azahara, donde su interés por el acercamiento de la arqueología a la sociedad encontró el mejor vehículo, ha hecho que esta entusiasta de los secretos que encierran las piedras siga involucrada en los avatares de la ciudad califal como presidenta de este colectivo, algo que asume con ilusión y responsabilidad y, sobre todo, con la seguridad de que los lugares como este conjunto arqueológico necesitan «de una mirada civil limpia de intereses».
-¿Qué supone para usted estar al frente de una asociación como esta?
-Una responsabilidad enorme y una ilusión tremenda porque es una asociación que en el tiempo que lleva de vida ha puesto en marcha proyectos muy interesantes relacionados con el conjunto arqueológico, y son proyectos pensados desde el futuro por un grupo de gente que tiene mucho que aportar a la ciudad, encabezado por Juan Serrano, que es un referente. Lo acepto como un reto y con mucho respeto hacia la persona que ha estado ocupando este puesto, por quien siento una gran admiración.