Fotografía: Juan Pablo Lucena.
El pasado 7 de febrero, Amigos de Medina Azahara organizó una visita para sus asociados a Dar al-Mulk, guiada por el director de Medina Azahara, José Escudero Aranda.
En la parte más alta de la ciudad se situaba la residencia del califa, la llamada Dar al-Mulk o «Casa del Poder», matizando que mulk alude al poder atribuido en exclusiva a Dios, de modo que quizá el califa se arrogaba esta prerrogativa divina.
Aunque hoy se encuentra muy arrasada, aquí se alzaba una gran vivienda, posiblemente con un espacio para el harén, en el que una terraza dominaba toda la ciudad que se extendía hacia el valle del Guadalquivir.
La planta del edificio se establece sobre un centro formado por tres crujías paralelas donde se hallan amplias estancias con alcobas en sus extremos.
Decorando sus paredes, tanto exteriores como interiores, se extienden placas de piedra labradas con ataurique adosadas a sus muros. La misma rica decoración que también aparece en las incrustaciones de piedra caliza de color blanco existente en algunos de los ladrillos que hay en el suelo de las habitaciones.
La comunicación con la terraza delantera se hacía mediante dos cuerpos de escaleras, de las cuales sólo quedan algunos restos. Tenían más de 10 metros de altura, lo cual nos puede ayudar a darnos cuenta del gran mirador que formaba la desaparecida terraza delantera.
Durante el califato de al-Hakam II (961-976), esta vivienda fue modificada y ampliada para permitir la educación en las tareas de gobierno de su hijo y sucesor, Hisham II (976-1009 y 1010-1013).
Vídeo: David Lozano.
Fotografías: Juan Pablo Lucena.